martes, 9 de abril de 2013

ASAMBLEA Jueves 11/4 16:30 4to. piso

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  1. A LOS DUEÑOS DEL DIARIO LA NACIÓN

    Nos sentamos a escribir esta carta con consternación. Tal vez debimos hacerlo antes. Nos gustaría hablar cara a cara, pero nunca hemos podido traspasar la barrera de una oficina de Recursos Humanos que hace años nos ningunea. Quisiéramos hablar para encontrar claridad, para tratar de entender por qué una empresa como La Nación ha decidido humillar a sus trabajadores.

    Con honestidad y esfuerzo, hacemos nuestro trabajo cada día como parte fundamental de un engranaje centenario que, especialmente en los últimos años, ha sido un enorme éxito comercial.

    Ustedes han ganado fortunas. Podrán decir que invirtieron, que gastaron las ganancias, que nos las supieron cuidar. Lo que es innegable es que no las compartieron. Al menos, no con nosotros, los trabajadores. Han mantenido los salarios en límites bochornosos, que apenas aumentaron en concordancia con la inflación. O sea, nunca aumentaron, apenas si recompusieron salarios que ni siquiera alcanzan para mantener a una familia. ¿Podrían ustedes vivir con nuestros sueldos?

    Pero ahora somos también la empresa. No nos consultan por la compra de un edificio ni de un grupo de medios en el exterior, ni exponen los números de lo que supuestamente perdieron con la caída de avisos de los supermercados (no lo hacen, porque han facturado un 20% más que en la misma época de 2012). Pero, mientras hacemos mucho más trabajo con menos gente, ahora somos socios.

    Como socios nos castigan por si llega la crisis. Han quitado hasta los manteles de papel del comedor. Comer con mantel no es algo propio de los trabajadores. Nos sirven pizzetas. Es una pizzeta o nada. Le pusieron candado a las heladoras para que nadie pueda beber dos agüitas minerales. Nos corresponde una. Si estamos a dieta, podemos elegir dos ensaladas en lugar del plato principal. Sólo eso. O llevar una prescripción médica en caso de necesitar un menú diferente. Para ahorrar. ¿O lo hacen para humillarnos? ¿Ustedes redujeron las raciones de comida en sus casas por la "crisis" de la empresa?


    También nos quitaron los tachos de basura. La salud, la limpieza y la buena alimentación no son derechos que merecemos. Ya no. ¿Limpian ustedes menos sus casas para paliar la "crisis" de La Nación?

    Reducir nuestra comida es ofensivo y también ilegal. Ustedes lo saben, aunque no les importe. Como tampoco les ha importado despedir a dos centenares de trabajadores, sin causa, sin crisis.

    Podríamos conversar de estos y otros temas en un almuerzo. Compartir las mesas, por qué no, para intercambiar ideas, recordar el viejo restaurante del diario y, en el mejor de los casos, brindar con agua por un futuro mejor, para la empresa y para nosotros. Los invitamos al comedor.

    También, los invitamos a cumplir las leyes y los acuerdos paritarios firmados por ambas partes.

    Trabajadores indignados del diario La Nación

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