Hemos asistido con perplejidad a la
desvinculación (eufemismo que la empresa dice al momento de despedir a
alguien) de nuestra compañera; esto no
se debe a problemas de aptitud ni de
desempeño, ya que vendía estupendamente,
sino a criterios estéticos y de edad. De esta forma, los trabajadores del sector están condenados
a ser meros ornamentos que deben coincidir con los colores de las
alfombras y los tapizados o lo que es
más trágico, el lugar se transforma en
una especie de diario de la guerra del cerdo al decir de Bioy en donde los
“Isidoro Vidal” caminan por la cornisa del sexto piso sin saber cuál será su futuro
o peor aún imaginándoselo. Sabemos bien que la juventud eterna no existe y que
el trabajo no puede ser una pasarela en donde el vestuario es la medida de pertenencia
y promoción.
No podemos menos que repudiar estos
hechos que atentan contra la dignidad de los trabajadores y hacer un llamado a
la reflexión para el trabajo en común de las franjas etarias que tanto
enriquecen en lo laboral y humano e impedir la continuidad de estas prácticas
discriminatorias.
De nuestra parte, haremos las
denuncias y advertencias en los foros
correspondientes.
Comisión Interna
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