El miércoles 23
de este mes, la gerencia de Sistemas decidió desvincular a Enrique Poggi, un
excelente empleado con muchos años de antigüedad y un gran compromiso con la
empresa.
Sin embargo,
parece que ya esas características carecen de valor. No representan ninguna
cualidad a la hora de calificar para quedarse o irse.
Estamos en una
etapa compleja donde las cosas no siempre son lo que parecen. Por otro
lado, tenemos un proceso de cambios constantes en los cuales cuesta identificar
los puntos de referencia.
En este nuevo
proceso de cambios en donde la empresa pide colaboración de todos nosotros,
representa una parte importante la coherencia entre las palabras y los actos.
Esta Comisión
ha manifestado siempre la apertura de diálogo sobre todas las situaciones que
nos afectan en lo laboral, tanto individual como colectivo, en donde todos,
incluidos los trabajadores, recorramos con confianza el camino hacia el futuro.
En especial, confianza en el diálogo y respeto por lo prometido y
comprometido.
Es en este
punto donde creemos que debemos prestar mucha atención. No es la primera vez
que la empresa hace una cosa distinta a lo que promete.
El despido de
Enrique Poggi se da en un marco de retiros y jubilaciones anticipadas donde la
empresa se comprometió en reiteradas oportunidades ante esta Comisión Interna
que no habría despidos y que los trabajadores eran libres de optar ente irse o
quedarse. Como ven, esa confianza ha sido vulnerada.
Nos imaginamos
que la empresa tendrá una respuesta para este despido. Seguramente tendrá
muchos argumentos incomprobables. Lo único cierto es que el compañero no está,
que la empresa sabia que el empleado despedido había sido condicionado para que
tomara el retiro voluntario, que fue advertido de su despido y sin embargo, a
pesar de su promesa, determina apoyar a la gerencia y cambiar el voto de
confianza por algo incierto y preocupante.
Preguntamos:¿Cómo
se puede confiar en aquel que no mantiene su palabra?
Compartimos
este interrogante con los trabajadores que ya llevan años en la empresa y
también planteamos nuestra inquietud a los jóvenes que ingresan con sueños a
cumplir, a quienes les resultará difícil comprender como es que una empresa
prestigiosa como el diario La Nación incumple la palabra empeñada.
Esta es la
realidad que vivimos los trabajadores del matutino centenario, la disociación
entre el prestigio periodístico del medio que construimos día a día y el
destrato al que se nos somete puertas adentro.
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Comisión Interna de Prensa diario La Nación
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