jueves, 1 de noviembre de 2018

Nos ajustan, nos reducen, nos sobrecargan, nos sobrepasan, nos empobrecen, nos limitan, nos distorsionan, nos flexibilizan, nos descartan, nos deshumanizan.


Todo esto ocurre en el diario y las revistas de La Nación S. A. con cada puesto que se pierde, con cada trabajadora o trabajador que se va.

Para la empresa se cumple el objetivo de reducir costos y dotación, para las y los trabajadores se deteriora la vida laboral porque debemos multiplicarnos para cubrir las tareas de quienes se van y sumar las que surgen como demanda de las nuevas plataformas.

De calidad de vida laboral ni hablemos, tampoco hablemos de la calidad periodística.

La sección fotografía es una de las más afectadas. A las prejubilaciones de varios de sus editores se sumó el despido de un fotógrafo en la revista Hola. El despido tuvo como única explicación la reducción de costos.  Con estas decisiones varias secciones quedaron descubiertas y quienes trabajan en ellas deben hacer malabares para llevar adelante su tarea. Las mesas de edición fotográfica están desbordadas.

Hace poco más de un mes se despidió a un periodista de la corresponsalía de La Plata con la misma explicación: reducción de costos. La oficina de la corresponsalía también cerró aunque queda una persona cubriendo tareas periodísticas en esa ciudad.

Nada de esto es nuevo. No empezó este mes el achique en La Nación.  Es de larga data.

Reclamamos que no haya más despidos en LN. Reclamamos que no se pierda más calidad de vida laboral. Defendamos juntos la calidad de lo que hacemos, que es la única garantía de supervivencia del diario La Nación y las revistas que el grupo edita.  

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